¿Cómo es una vida rodante de cuentos? Desde niña, ya me imaginaba historias: escribía cuentos, interpretaba, jugaba con mis muñecas y mis amigas invisibles. Yo era la profesora y ellas las alumnas. En mis años de adolescencia, recogí algunos episodios de mi vida en forma de diario.
Como profesora, me he dedicado a la metodología y me he especializado en el simbolismo fónico del inglés.
Un día fui a una excursión con Explora lo desconocido y tuve la suerte de conocer a unas personas maravillosas que se dedicaban a quedar todos los meses para escribir cuentos. Así, de nuevo, continuaría en este rodaje de la vida, que empecé de niña.
Mi vida no para de rodar de un lugar a otro, de trasladarme en el tiempo; retrocedo, me detengo, progreso y continúo avanzando. Vuelvo a mi infancia, pinto, coloreo, escribo cuentos, poemas, me imagino escenas y doy vida a unos personajes perdidos en algún lugar, en algún momento, exista o no. Mezclo todo, sentimientos, colores, sentidos, sentimientos, épocas, realidad y fantasía. Juego con la sinestesia y las palabras miméticas.