ACTO PRIMERO
Salen LEONISA y FIRELA, pastoras, con líos de ropa en las cabezas, y CARLÍN, pastor
FIRELA: Carlín, déjanos aquí;
no seas siempre pelmazo.
CARLÍN: Pues ¿qué importaba un abrazo,
si ves cuál ando tras ti?
FIRELA: ¿Cuál andas?
CARLÍN: Cual te dé Dios
la salud. Ando cual ves.
FIRELA: ¿Cuál andas?
CARLÍN: Ando en dos pies,
porque andas tú en otros dos.
FIRELA: En cuatro fuera mejor,
que eres un asno
CARLÍN: Si tratas
de que ande, Firela, a gatas
a gatas anda el Amor,
que es niño, aunque canas tién.
LEONISA: Déjanos ir a lavar,
que es tarde.
CARLÍN: Pues no han de hablar.
LEONISA. Déjale, Firela, y ven.
CARLIN: ¡Válgame Dios! ¿También lla
rezonga? Pues venga acá.
¿Qué cuenta al cura dará
después, mi pastora bella,
si por no amarme me mata?
FIRELA: ¡Oh, qué pesado que estás!
CARLÍN: El quinto, no matarás.
No matéis, Firela ingrata,
con desdén a las criaturas,
que tenéis, aunque gallarda,
mucho, Firela, de albarda
en esto de her mataduras.
FIRELA: Mira que estamos cargadas
con los líos de la ropa.
CARLÍN: Si no más de en eso topa,
¿hay son soltarlo, y sentadas
escuchar la arenga larga
de mi amor? Soltaldos--¡ea!--
que lo que el amor desea
es echarse con la carga.
Lejos está el lavadero
escuchad mis desvaríos,
y yo os llevaré los líos.
LEONISA: Oye aqueste majadero,
porque la ropa nos lleve
y acabe ya de cansarte,
que tengo a solas que hablarte.