Aprender a llevarse bien con los propios padres es una inversión que da sus frutos inmediatos. Cuanto antes nos dediquemos a esa tarea, mejor podremos crear convivencia en nuestra familia a todos los niveles y aprenderemos a sentirnos a gusto también con nosotros mismos.«Desde el punto de vista psiquiátrico, lo importante no es que uno sea joven o viejo; no importa la edad que se tenga; lo decisivo es la cuestión de si su tiempo y su conciencia tienen un objetivo, al que la persona se entrega, y si ella misma tiene la sensación, a pesar de su edad, de vivir una existencia valiosa y digna de ser vivida; en una palabra, si es capaz de realizarse interiormente, tenga la edad que tenga»(Victor Frankl).«Yo veo la vejez como un enriquecimiento, como una acumulación de saberes y experiencias. Pero también como una conservación de la vida. Mientras se vive se mantiene la capacidad de entusiasmo. Mientras se vive hay que esperar la vida cada día»(Vicente Aleixandre).