El libro que tienen en sus manos es un eslabón fundamental, entre algunos aislados más, de una larga cadena de contribuciones que nos ayudará a comprender y, entonces, valorar el enigma del periodo que podríamos llamar clásico de la arquitectura otomana meso-oriental y el débito y gratitud que el mundo occidental le debe en el aprendizaje del procedimiento de la utilización de la forma estructural, variedad constructiva e imaginación.
Es el fruto de una valiente, osada y exitosa tesis doctoral del autor, el profesor y doctor arquitecto D. Jorge Mateos Enrich, tesis que tuve el honor de dirigir y que fue leída en la ETSAM-UPM hace poco menos de un año, quien guiado de una especial sensibilidad hacia la arquitectura del mundo oriental, desde el mundo bizantino, última presencia del imperio romano y de la nueva presencia del mundo cristiano hasta la edad media, ha realizado un itinerario secuencial, partiendo de lo que fueran los orígenes de una incipiente arquitectura cristiana, en Santa Irene (primera catedral constantiniana) y la antigua Santa Sofía de Teodosio para concluir en la obra central de la Santa Sofía actual, Hagia Sofía que ilustra todo el relato.
La basílica, catedral, templo, mezquita y museo hoy de Santa Sofía, podemos decir que es la primera catedral cristiana de oriente, el gran edificio de Justiniano (483-565) base de la iglesia ortodoxa durante siglos, partiendo de la que con el mismo nombre hiciera su antecesor Constantino el Grande en el 360. Este magnífico conjunto se nos muestra hoy grande y limpio pese a las transformaciones, y desde su construcción nació con vocación de ser el origen de la arquitectura otomana del siglo XVI y posteriores hasta la actualidad.
Santa Sofía es el edificio bisagra, sobre el que gira la historia de la arquitectura meso-oriental. No solo irrumpe en el espacio paleocristiano heredero de la arquitectura templaria romana, sino que valora la centralidad de la planta eliminando el espacio longitudinal procesional romano. Si Constantino fue el emperador de la variedad, Justiniano implantó en Santa Sofía lo absoluto de la centralidad, muy dentro del pensamiento de un emperador que devolvió a Roma parte de su esplendor en occidente. Origen y meta, lugar de llegada de peregrinos, con precedente en el Panteón de Agripa de Roma de origen oriental del sirio Apolodoro de Damasco, modelo para el posterior Santo Sepulcro de Jerusalén, San Vital de Rávena, el mausoleo de Diocleciano en su palacio de Spalato del año 316 (hoy península de Split) o multitud de edificios termales.
Santa Sofía aparece hoy en la historia, vestida de leyendas y tránsitos en su uso, pero testigo de decisiones imperiales de corte cristiano, que marcarán la deriva de la religión que formó a Europa y el mundo moderno y de la que hoy Europa parece renegar en una amnesia difícil de explicar, pero también y en lo que ocupa este libro es referencia donde el mundo otomano encuentra sus raíces.
1. INTRODUCCIÓN
2. ANTECEDENTES DE SOLUCIONES DE EDIFICIOS CUPULADOS