En aquel frío y tétrico edificio del hospicio de Burgos, en el lado oeste del Parral, se forjó la férrea voluntad de Miguel. Antes, sin apenas contar tres años de edad, estuvo interno en un centro para huérfanos en Valladolid. Allí, sufrió en sus propias carnes, la dureza existente en dichos centros, recién terminada la guerra civil. Pudo comprobar, la crueldad y el sadismo de una monja, que trataba a los desamparados niños de este orfanato, como si fueran embriones de presos políticos. Miguel aun recuerda, el frío, el hambre y la miseria de aquellos tiempos de post guerra. El padre de Miguel tenía un importante cargo político en la República. Al contrario de otras personas comprometidas por sus ideas, no quiso marcharse del pueblo soriano. Al llegar las tropas "nacionales, " como tantas personas con ideas republicanas, fue fusilado. La madre de Miguel, no pudo soportar aquella tragedia, y falleció al poco tiempo. Miguel apenas pudo disfrutar del calor materno. Este fue el drama que tantas criaturas sufrieron en aquellos trágicos Las personas que defienden y luchan por sus ideas y convicciones, suelen escribir páginas gloriosas para la posteridad. Esto será un ejemplo para sus discípulos. Después, con el tiempo, se recordará como un ejemplo heroico. Por desgracia, en muchas ocasiones, estos ideólogos altruistas y generosos, no tienen en cuenta, que por ser fieles a sus seguidores y a lo que predican, dejan desamparados y en la más absoluta miseria, a algo muy importante: Su propia familia.