JORNADA PRIMERA. Sala en casa de don Luis.
Escena I. JUSEPA, con manto; VICENTE, en cuerpo. VICENTE.(Santiguándose.) ¡Jusepa! Gran novedad.Y tan de noche! Mayor. Muchos siglos de favor
en pocos años de edad.
Jamás has venido aquí;
¿Qué cosa? Misterio tienes,
a grandes hazañas vienes.
JUSEPA. No vengo a buscarte a ti,
porque no eres grande hazaña,
busco a don Luis.
VICENTE. Haces bien;
que es pez apacible, en quien
se logra mejor tu caña.
JUSEPA. ¿Qué caña, di, bachiller?
VICENTE. Dotora en esta opinión
te pone tu profesión.
JUSEPA. ¿Qué profesión?
VICENTE. Ser mujer.
¿Hay de vosotras alguna
que no se incline a pescar,
al príncipe como en mar,
al pobre como en laguna?
Todas nacisteis con manos
acomodadas al uso,
que tienen anzuelo infuso
contra los peces humanos.
Harto ha de ser en verdad
si en ti la caña desdice:
pescar sabrás; que lo dice,
Jusepa, tu habilidad.
JUSEPA. No he de poder responderte,
que salgo depriesa ahora.
VICENTE. ¿Salir de casa a tal hora?Vuelvo a mis cruces de verte.Curioso, Jusepa, estoy; ¿No me dirás cómo ha sido que haya tan tarde salido la estrella de Venus hoy?
JUSEPA.¿Yo estrella?
VICENTE. Desde la cuna lleva este nombre a la pila cualquiera que recopila dos voluntades en una. Cuidado tiene la estrella de confrontar voluntades,