ACTO PRIMERO Salen Don ALONSO de Luna y MOSCATEL muy triste
ALONSO: ¡Válgate el diablo! ¿Qué tienes,
que andas todos estos días
con mil necias fantasías?
Ni a tiempo a servirme vienes,
ni a propósito respondes;
y, por errarlo dos veces,
si no te llamo, pareces,
y si te llamo, te escondes.
¿Qué es esto? Dilo.
MOSCATEL: ¡Ay de mí!
Suspiros que el alma debe.
ALONSO: Pues ¿un pícaro se atreve
a suspirar hoy así?
MOSCATEL: Los pícaros ¿no tenemos
alma?
ALONSO: Sí, para sentir,
y con rudeza decir
de su pena los extremos;
mas no para suspirar;
que suspirar es acción
digna de noble pasión.
MOSCATEL: Y ¿quién me puede quitar
la noble pasión a mí?
ALONSO: ¡Qué locuras!
MOSCATEL: ¿Hay, señor,
más noble pasión que amor?
ALONSO: Pudiera decir que sí;
mas, para ahorrar la cuestión
que "no" digo.
MOSCATEL: ¿Que no? Luego,
si yo a tener amor llego,
noble será mi pasión.
ALONSO: ¿Tú, amor?
MOSCATEL: Yo amor.
ALONSO: Bien podía,
si aquí tu locura empieza,
reírme hoy de tu tristeza
más que ayer de tu alegría.