Gregorio García ganó un escaño de Senador en las elecciones legislativas generales, porque supo medrar en política. Se unió, para conseguirlo, a los procesos de transformación por los que su país transcurrió y que culminaron con la aprobación de una constitución, base de un régimen nuevo que se rigió con normas democráticas. Las circunstancias personales y familiares que lo rodeaban y que eran excepcionales, actuaron a su favor.
El hombre aprovechó las transformaciones tan peculiares que las estructuras sociales de las que formaba parte sufrieron en pocos años y utilizó, a tiempo y con rendimiento para sus intereses, la fortuna y la posición social de la que disfrutaban sus progenitores y dos de sus tíos, hasta que logró ser padre de la patria. Actuó así porque aceptó, además, que las personas que estaban más próximas a su vida espolearan las ambiciones por ejercer el poder de un hombre como él, que no tenía profesión. Se dejó arrastrar sin oponer resistencia para actuar, después, a su antojo en ambientes que descubrió y que valoró como manipulables.