La música de Nacha Pop me despierta. Me desperezo un poco y me siento en la cama. Aún estoy medio dormido y pienso en lo poco que me apetece levantarme. Con el brazo izquierdo, busco a tientas en el suelo el teléfono móvil que dejé anoche debajo de la cama con la alarma puesta.
Así empieza Un día cualquiera, segundo libro del autor. Lo que comienza siendo un texto rutinario de las actividades diarias que desempeña cualquier profesor de idiomas en el extranjero, termina siendo un texto intimista donde se entremezclan constantes referencias a la música de la Movida madrileña, a las nuevas tecnologías, a las bitácoras, a la familia, a los idiomas, al paisaje y a la literatura. La rutina diaria del autor en su labor como profesor de español, sus experiencias con sus alumnos, con otros profesores y sus vivencias en Varsovia, a unos 3.000 Km. de distancia del lugar que le vio nacer, hacen de Un día cualquiera un viaje de veinticuatro horas repleto de alegrías y de sorpresas.
Las seis y media de la mañana Casi las ocho Las nueve en punto Las diez y un minuto Las diez y cuarenta y siete Son las once y media La una, más o menos Son casi las dos del mediodía Las tres en punto Casi las cuatro de la tarde Las cinco en punto Las siete y cuarto Las ocho Casi las ocho y media Las nueve en punto Las diez y media Las seis y media de la mañana