Según asegura mi gran amigo y mejor escritor Alexander Prieto Osorno, mi bagaje literario tiene la entidad suficiente para que este, mi último trabajo, no precise ser prologado por nadie. No estoy segura de dar por buenas sus elogiosas palabras al respecto, pero aún así, me atrevo a ser yo misma la que presente mi nueva novela: desde el otro lado, que ha sido escrita desde la necesidad personal de mirar a las estrellas y contarle a mi padre, todo lo que recuerdo, lo que me sorprende y cuanto imagino en este afán mío por narrar historias. Para comunicarme con él me he servido de su viejo teléfono: una reliquia para el recuerdo, un teléfono para la eternidad. Espero que os guste.