Hay vidas que brillan, y existencias que se desmoronan. Hay gente que llora y personas que no paran de reír. Hay momentos de duda y hay decisiones que marcan el futuro de uno, de varios, de millones... Hay fantasías que te llevan a sitios lejanos y, en ocasiones, la realidad se te planta en la cara como un puñetazo. Hay días que llegan cargados de miel y otros en los que no puedes hacer más que tragar quina.
De todo eso, y más, hablan los relatos de este libro. Trece instantes capturados en papel, fogonazos que ciegan y caen como ceniza en el regazo del lector. Fotografías impresas en colores brillantes o en sepia que llenan un álbum de sinsentidos, de vivencias, de sorpresas, de muertes, de magia... Historias diminutas de gente diminuta.
Trece historias, cada una de su padre y de su madre, pero en las que cabe encontrar un tenue nexo de unión: cuando una persona se enamora de otra, hay un momento de deslumbramiento, de iluminación. Existe un segundo preciso en que se sabe que algo ha cambiado porque el corazón decide congelarse durante una mínima fracción de tiempo, y un latido se pierde por el camino.
Ese es el porqué del título de este libro. Ese es el porqué de estas historias. Ese es el porqué de nuestras vidas.