?¿Seguro que no quieres venir al partido? -insistió Antonio en la certeza de que ella diría que nome preocupa que te quedes sola ¿por qué no llamas a alguna de tus amigas y salís a dar una vuelta? ?Mis amigas tienen otros planes y yo no necesito a nadie que me entretenga ? contesto un poco molesta María. ?Si quieres no voy al fútbol, total solo es una final. ?¡Ya te estás marchando de una vez! -gritó ella ? estaré bien no te preocupes. ?¡Por fin! -Exclamó María cuando él hubo cerrado la puerta -odio que me traten con condescendencia, son mis piernas las que están atrofiadas no mi cerebro. Y ahora a disfrutar de una tarde tranquila ?se dijo. María era morena de ojos verdes y aspecto juvenil, pese a sus 45 años y estar sujeta a una silla de ruedas conservaba toda la vitalidad, el optimismo y la ilusión de la adolescencia.