Dos grandes motivos me alientan a manifestar este asunto. El primero es que esta verídica frase se me quedó grabada muy adentro de mi ser: Sólo escribiendo se aprende a escribir. Gracias a ella algunas erratas de mi primer libro, huellas de infancia, han sido corregidas. El segundo y más emotivo para mí: agradecer profundamente a todas las personas que me están animando a seguir, porque sin ellas este segundo libro, DEMENCIA, no hubiera sido posible. Creo que no es necesario nombrarlas, porque sería extenderme demasiando, pero sí quiero expresar que las tengo muy presentes. Y también decirle a cada una de ellas que agradezco de todo corazón el apoyo recibido.