El tiempo todo lo desvanece, las nuevas generaciones apenas conocen cómo se desenvolvió la existencia de sus abuelos, pero con poco que se indague emergen los avatares que soportaron.
Existen constantes que no cambian y se mantienen vigentes en el tiempo. Una de ellas es el periódico resurgir del horror de las guerras y de sus acompañantes, los abusos, el odio, los asesinatos, el hambre, las plagas y el terror.
Los débiles, los inocentes, los más vulnerables son los grandes perdedores en épocas de convulsión y azote, pero mucha de esta gente, aún en desventaja, no se sabe cómo, sacan fuerza de flaqueza y sobreviven con su prole para florecer en tiempos mejores.
Nosotros descendemos de los que supieron perdurar.