La obra consta de tres historias de Maestros y Crecedores, con el reino animal como principal protagonista. Tres historias independientes en las que los protagonistas conseguirán superar sus miedos, adquirirán confianza en si mismos y donde la magia y la realidad subyacente están presentes. Las historias transcurren en el planeta imagina, un mundo simultaneo al nuestro.

Todo empezó en un punto del Universo, en la constelación de Mitronch, en el planeta Imagina, en el año 27 de la Era del Cristal, en el país de Dirdam...

El primero, De donde vengo yo... A donde vas tú.
Narra la historia de un joven cerdito que arto de vivir en la granja se arma de valor y escapa. Ante él se abre un mundo desconocido. Por el camino se topa con una extraña y anciana lagartija, que finalmente resultará ser un Maestro que le enseñará a vencer sus miedos y a darle seguridad en si mismo para conseguir aquello que se proponga.

El segundo, De Zorro a Kúey.
Kúey es un zorro, que junto con una urraca, se dedica al pillaje y el robo. Un día un robo frustrado casi le cuesta la vida, sus suplicas por salir vivo de allí son escuchadas por un Maestro de Crecedores desde su fushney y decide ayudarle a cambiar de vida, a ser una persona de la que sentirse orgulloso. Para ello, tendrá que dejar todas las malas "amistades" tendrá que encontrarse consigo mismo y aceptarse. Un viaje por el deseo de cambiar, de mejorar, de crecer interiormente.

El tercero, De donde vienes tú... A donde voy yo.
Una lagartija muy especial acaba de nacer, cuando un viento inter-dimensional la traslada a otra dimensión, a la vez, un joven zorro, que jugaba con su cometa desde el tejado de su casa, también es arrastrado, por el mismo viento, al mismo lugar. Juntos compartirán el viaje de vuelta a casa. desde su mundo, recibirán la ayuda, de un viejo cerdo, Maestro de Crecedores, al que la lagartija viene a reemplazar.

Tres historias de búsqueda y de crecimiento, tres historias que convergen finalmente en una sola, tres historias que, como la vida misma, tienen un principio y un final. ¿O talvez no?