El autor de esta obra reconoce que ha vivido más de lo que esperaba por lo que se siente muy agradecido a la vida, la cual ha sido su mejor maestro. Por ello se complace en dejar constancia de esa sabiduría que ha aprendido en el ejercicio cotidiano de vivir, pegado lo más posible a la realidad que permanece, y no a las opiniones y a las ideologías que desaparecen como hojas secas que lleva el viento. Para lograr su objetivo ha abordando algunas de las cuestiones que surgen inexorablemente al ritmo de la existencia de cualquier persona normal en el quehacer de su vida privada y de la convivencia social.