Todo empezó en un desapacible día de Febrero de 1995, serían las seis de la tarde cuando morí. Acababa de llegar esa misma mañana de un viaje de trabajo, en un vuelo regular de Madrid a Granada, y tras dejar un escaso equipaje en casa, me dirigí a mi despacho de Retevisión (antes RTVE) en Granada. Unas tres horas más tarde, las doce del medio día pasadas, me sentí muy mal por momentos, con una fuerte opresión en el pecho y gran fatiga en mis miembros. Pocos minutos después me ingresaron en Urgencias del Sanatorio Ruiz de Alda, dónde me diagnosticaron un angor estable que avisaba de un inminente infarto, ... y así fue.