El hombre insustancial es un pelele hecho de ideas y actitudes que quizás sostienes tú, lector posible, y también yo (como sostenemos la ropa que llevamos puesta), pero que no forman parte de eso que somos y no sabemos qué es, ni falta que hace. Así pues, al mantear satíricamente a ese monigote, este libro no mantea a nadie: nadie debe darse por aludido. Se trata de un puro juego, como el figurado en el cartón goyesco que ves reproducido en la portada. El hombre insustancial se muestra en los dispositivos que nos elaboran como sujetos. Se muestra en la obsesión terapéutica de corte psicológico, en la manía didáctica que nos reduce a menores, en la moral floja que oculta la responsabilidad del agente, en la falsificación de la vida por el espectáculo, en el cultivo del discurso vacío, en la masificación del grupo satisfecho, en la mitología democrática. En todo eso que constituye lo indiscutible en la vida cotidiana de hoy.
