ACTO PRIMERO
Salen Valerián y Hipólita.
VALERIÁN Téngote infinito amor;
escucha.
HIPÓLITA Bueno sería...
Esto merece quien fía
de ti su hacienda y honor,
pues alargando el poder,
con infame presupuesto,
dejas de mirar por esto
y miras a su mujer;
refrena tu libertad
o vete de mi presencia;
que entre amigos el ausencia
es prueba de la amistad.
¿No advirtieras, alevoso,
que quien de ti se ha fiado,
está ausente y es honrado,
es tu amigo y es mi esposo?
¿No ves, aun estando ciego,
tu locura y tus antojos?
VALERIÁN ¿Qué importa, si de tus ojos
vi salir rayos de fuego?
Y aunque los vi, tales fueron,
que la huida me estorbaron,
porque en mi pecho se entraron
tan presto como salieron;
pues si me siento abrasar
con ellos el pecho mío,
esclavo de mi albedrío,
¿qué haré?
HIPÓLITA Morir y callar;
amistad de tantos años
olvida tu pecho injusto
por el fin de sólo un gusto,
principio de muchos daños.
Vete, que sin duda imitas
al más traidor corazón.
VALERIÁN No encarezcas mi traición,
porque mi amor acreditas.
HIPÓLITA ¿De qué suerte?
VALERIÁN Escucha un poco,
espera.
HIPÓLITA ¿Qué he de escuchar?
VALERIÁN A mí me quiero alabar,
en prueba de que estoy loco.
¿Soy bien nacido?
HIPÓLITA Sí.
VALERIÁN ¿Estoy
obligado a tu marido?
HIPÓLITA Sí.
VALERIÁN Y honrado ¿habrélo sido?