JORNADA PRIMERA
Salen IRENE y LÉPIDO.
IRENE Cansado, Lépido, estás.
LÉPIDO Irene, téngote amor.
IRENE ¿No te hiela mi rigor?
LÉPIDO Desdenes encienden más.
IRENE ¿Y los desaires?
LÉPIDO También.
IRENE Confiésote que es verdad,
que a una grande voluntad
la da sazón un desdén;
si cae sobre amor, yo siento
que es el desaire donaire,
mas no si cae el desaire
sobre un aborrecimiento.
Y así, pues tu engaño ignora
que tu amor aborrecí,
lo que te encendió hasta aquí
te puede helar desde ahora.
LÉPIDO Pues ya que saber merezco
que no me quieres...
IRENE Detén;
no es que no te quiero bien.
LÉPIDO Pues di, ¿qué es?
IRENE que te aborrezco.
LÉPIDO ¿Ese extremo no es igual?
IRENE Diferente viene a ser:
una cosa es no querer,
y es otra querer muy mal.
LÉPIDO Y, en fin, me dices aquí...
IRENE Ya tu oído lo escuchó.
LÉPIDO Que no me has querido.
IRENE No.
LÉPIDO ¿Y que me aborreces?
IRENE Sí.
LÉPIDO Con la amorosa pasión
no pensarán mis agravios
que lo que hablaban tus labios
dictaba tu corazón.
Mas la causa he de saber
por qué aborreces mi nombre.
IRENE No puedo querer yo a un hombre
a quien venció una mujer.
LÉPIDO Aunque Cleopatra cruel
me venció, el ser vencedor
no está en manos del valor,
la fortuna da el laurel.
Venciome, y aún te asegura
esta verdad inclinada
que a no vencerme su espada
me venciera su hermosura:
que es tan bella...