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El autor estudió bachillerato con los jesuitas y fue él mismo jesuita durante veinticuatro años, doce de ellos como cura obrero. Estudió Filosofía y Teología y es licenciado en Filosofía por la Complutense y Teología por Comillas. En 1982 se secularizó pero siguió militando en comunidades y organizaciones creyentes tales como Comunidades cristianas populares, Cristianos por el Socialismo, Cristianos por la paz y algunas otras. Pero después de unos años de atormentado agnosticismo abandonó la fe. Ha publicado en esta misma editorial un libro con sus experiencias titulado. "Confieso que he creído: un viaje de la fe al ateísmo". Y ahora publica "Job se alza frente a Dios" que, según él mismo dice, "es una segunda parte o complemento de aquél, mucho más basado en la exégesis bíblica y en los avances científicos". He aquí un resumen del mismo.
Toda religión (al menos las tres grandes religiones monoteístas) parte de dos axiomas fundamentales: que existe un Dios personal y que ese Dios se ha revelado. El cristianismo sostiene además que Dios no sólo se ha revelado en la Biblia (la Palabra escrita) sino sobre todo en Jesús de Nazaret (la Palabra viva). Y por supuesto esa Revelación (la llamada) parte de Dios. Él tiene la iniciativa. La fe es la respuesta a esa llamada. Pues bien: esos dos axiomas configuran las dos partes del libro. En la primera se analiza la Biblia y la figura de Jesús de Nazaret mediante la exégesis histórico crítica. La Biblia no es un libro de historia sino un libro de fe fundamentado en una exigua base histórica. Es tarea de la exégesis determinar qué hay de fe y qué de historia en cada uno de los libros. Y las investigaciones actuales dictaminan que las teofanías y los milagros no son "hechos históricos" sino productos de la fe construidos a veces muchos siglos después de los hechos narrados. Del mismo modo la figura de Cristo es construida sobre la figura histórica de Jesús de Nazaret por la fe de los discípulos en la Resurrección. El libro dedica dos sugerentes capítulos a analizar ésta sobre los datos reconocidos por los teólogos para concluir que la Resurrección no sólo no es un "hecho histórico" sino tampoco un "hecho real" basado en la alucinación colectiva sufrida por los discípulos tal como viene narrado en el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles. Por tanto la conclusión de esta primera parte es que Dios no se ha revelado. No es la Revelación la que suscita la fe, sino que es la fe la que ha creado la Revelación. En la segunda parte se analiza la relación entre ciencia, razón y fe, se descalifican los argumentos a favor de la existencia de Dios y se plantean los conflictos (creación frente a autoconsistencia, evolución frente a diseño inteligente, alma frente a mente) entre la fe por una parte y la razón apoyada en la ciencia por otra. Lo que obliga a tratar el problema de la fe de intelectuales y científicos.
El autor estudió bachillerato con los jesuitas y fue él mismo jesuita durante veinticuatro años, doce de ellos como cura obrero. Estudió Filosofía y Teología y es licenciado en Filosofía por la Complutense y Teología por Comillas. En 1982 se secularizó pero siguió militando en comunidades y organizaciones creyentes tales como Comunidades cristianas populares, Cristianos por el Socialismo, Cristianos por la paz y algunas otras. Pero después de unos años de atormentado agnosticismo abandonó la fe.