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Los cinco relatos incluidos en este libro son el recuerdo nostálgico de otro tiempo pasado, más ameno que éste presente, ya que como dice Mario, uno de los personajes creados por el autor: "esta vida es una mierda", a lo que su amigo Fran le contesta: "la culpa es de las neuronas espejo pues son las que copian todo lo que ven".
Francisco Paniagua González nació en Madrid en febrero de 1938, en el Puente de Vallecas. Este último dato geográfico es bastante importante, aunque solo algunos investigadores alcancen a interpretarlo en su magnitud real. Sus correrías de chaval por las calles de aquel barrio, que lo vio nacer y crecer, le dotaron de una mente curiosa, despierta y desbordante de imaginación de la que sabría sacar provecho durante su juventud.
Tras una trayectoria profesional de éxito en la empresa de artes gráficas que fundó junto a su familia, su naturaleza inquieta, inagotable y autodidacta le planteó nuevos desafíos personales en jardinería, horticultura, carpintería, pintura, escultura..., en todos los casos con notables resultados.
En el terreno puramente intelectual, es el inspirador de célebres tertulias próximas al Surrealismo más puro, que lo mismo se sumergen en los misterios del "organismo humano" (con especial atención a las cosas de las neuronas) que viajan hasta remotas "galaxias del universo". Últimamente, ante el asombro de su mujer, Marina, y de sus hijos Paco, Javier y Esther, dirige su creatividad por los caminos de la escritura.
Tras la edición de "El contenedor", su primer relato, llega ahora a nuestras manos "El jardín parlante", un regalo de este autor vallecano, inquieto, original, sin duda irrepetible.
Francisco Paniagua González nació en Madrid en febrero de 1938, en el Puente de Vallecas. Este último dato geográfico es bastante importante, aunque solo algunos investigadores alcancen a interpretarlo en su magnitud real. Sus correrías de chaval por las calles de aquel barrio, que lo vio nacer y crecer, le dotaron de una mente curiosa, despierta y desbordante de imaginación de la que sabría sacar provecho durante su juventud.
Tras una trayectoria profesional de éxito en la empresa de artes gráficas que fundó junto a su familia, su naturaleza inquieta, inagotable y autodidacta le planteó nuevos desafíos personales en jardinería, horticultura, carpintería, pintura, escultura..., en todos los casos con notables resultados.
En el terreno puramente intelectual, es el inspirador de célebres tertulias próximas al Surrealismo más puro, que lo mismo se sumergen en los misterios del "organismo humano" (con especial atención a las cosas de las neuronas) que viajan hasta remotas "galaxias del universo". Últimamente, ante el asombro de su mujer, Marina, y de sus hijos Paco, Javier y Esther, dirige su creatividad por los caminos de la escritura.
Tras la edición de "El contenedor", su primer relato, llega ahora a nuestras manos "El jardín parlante", un regalo de este autor vallecano, inquieto, original, sin duda irrepetible.
