Actualmente cuentan nuestros agricultores con uno de los sistemas de seguros agrarios más moderno y eficaz de los que existen en los países más desarrollados, modelo y ejemplo para la instauración de sistemas similares en otros países. Pero aunque las instituciones implicadas en su gestión y mantenimiento realizan labores técnicas encomiables, siguen detectándose carencias. Este trabajo, si en algún apartado resultara crítico, no lo hace con la pretensión de mostrar una crítica baldía, sino con el afán de servir de acicate para su mejora, siendo indispensable para la misma contar tanto con los agricultores, como con los tomadores, los técnicos tasadores, las empresas aseguradoras y las diferentes Administraciones Públicas. De ahí que se contemple la necesidad de incluir nuevas perspectivas de abordar su estudio, como es la de las Ciencias Sociales.