El problema del sufrimiento es una cuestión capital para el ser humano, pues éste lo experimenta como una profunda herida abierta en el corazón mismo del ser; una herida que parce hablarle por doquier del sinsentido del mundo. Para curarla, las dife-rentes escuelas del pensamiento oriental abogan por una transformación radical de nues-tra mirada sobre el mundo y sobre nosotros mismos. Pero también nos advierten de que tal transformación no puede producirse si primero no llevamos a cabo un exhaustivo análisis de nuestro mecanismos mentales, únicos responsables de nuestro sufrimiento. Éste es el fondo común que caracteriza a todas las escuelas del pensamiento oriental y que se plasma por igual en clásicos como Sankara, Ramanuja o Mavda, o en místicos contemporáneos como Ramakrisna, Ramana Maharshi o Nisargadatta, personajes, todos ellos, cuyos escritos se hallan penetrados por un profundo afán de eternidad. Estamos, pues, ante un ensayo filosófico que, centrándose preferentemente en la doctrina hindú del Vedanta y añadiendo referencias a otras doctrinas, como el budismo, el sufismo, o el zen, comienza por llevar a cabo una amplia exposición de la solución que el pensamiento advaita (no-dualista) ha venido ofreciendo al problema del sufrimiento y finaliza ejerciendo una seria crítica del mismo desde los presupuestos del pensamiento occiden-tal, al cual, dada la innegable raíz cristiana que lo constituye, el problema del sufrimiento en modo alguno le es ajeno. En resumen, nos hallamos ante la confrontación de dos tradiciones la oriental y la occidental- que manifiestan profundas diferencias a la hora de tratar un problema como el del sufrimiento, que se ha mostrado siempre crucial en la vida del hombre, por mucho que éste quisiera que ni siquiera le rozase.