Si bien el fenómeno mecánico es muy fácil e intuitivo en principio, en el fondo es bastante complicado, hasta tal punto que, desde Aristóteles hasta Galileo, Kepler y Newton, no se llegó a dar una interpretación medianamente aceptable de este fenómeno. Fueron necesarios dos mil años para acabar con la base metafísica sobre la que se elevaba la teoría aristotélica del movimiento.
¿Por qué los planetas se mueven en sus órbitas? ¿Cuál es el origen de este tipo de movimientos? ¿Cómo se conocen de antemano, con una buena aproximación, la trayectoria de una nave espacial? Este libro trata de dar razonadas respuestas a esta clase de preguntas, extensibles a otros movimientos de cualquier naturaleza, desde las perspectivas conceptuales de dos excepcionales protagonistas de la historia global y de la cultura humana: Johannes Kepler e Isaac Newton.