En 1480, los habitantes de Ferreros decidieron abandonar su pequeña aldea debido a las condiciones insalubres que presentaba y trasladarse a espacio más aireado y saludable. Al nuevo pueblo lo denominaron el Otero por el alto al que se mudaban y de Herreros en recuerdo del lugar que acababan de desatender. Las anteriores constituyen las principales líneas sobre la fundación de la localidad segoviana de Otero de Herreros establecidas desde finales del siglo XIX por Carlos de Lecea. El cronista se basaba a su vez en los apuntes sobre el tema aportados por el Marqués de Mondéjar en un oscuro tratado genealógico sobre la historia de su familia publicado doscientos años antes. Sin embargo, esa versión, hasta ahora indiscutida, mil veces contada y recontada en cuanta alusión histórica sobre Otero y el pasado de Segovia ha sido escrita, esa versión simplemente no se corresponde con la realidad de lo realmente sucedido. Tras una investigación de cuatro años, Javier Monjas Blasco presenta en este volumen múltiples documentos que demuestran la existencia de la localidad oterana en siglos anteriores a aquel supuesto 1480 fundacional, cuando en plena Edad Media, Oter de Ferreros -o Tor de Ferreros, con ambos nombres era conocida- ya se intuye como el principal núcleo económico y demográfico de la Vera de la Sierra anterior a la puebla de El Espinar en 1297. El Oter de Ferreros de la atalaya en constante vigilancia de la frontera con Al Ándalus, sucesor del poblado minero romano del Cerro de los Almadenes; el centro espiritual seguramente precristiano de la Adrada; la sierra por la que el Arcipreste de Hita caminaba en tierra familiar y añorada; las mismas montañas sobre las que Alfonso XI de Castilla lanzaba sus correrías monteras..., todos son ámbitos que en la primera parte de este libro cobran nueva vida al ser reconectadas sus antiguas y oscuras referencias espaciales y textuales con los documentos coetáneos y las toponimias modernas. En Otero de Herreros: La historia rescatada. Otero y la Segovia de la sierra durante la Edad Media, Javier Monjas Blasco presenta -con sus nombres, apellidos, parentescos, haciendas y afanes- a muchos de los habitantes del Otero de Herreros de las primeras décadas del XIV, activos en los documentos siglo y medio anteriores a la fecha en que Mondéjar y Lecea dieran siquiera por recién fundado el núcleo. Y, por encima de todo, en estas páginas late el grandioso drama de las aldeas y las gentes de la Segovia serrana sudoccidental, en la que fue durante casi dos siglos la frontera más extrema de la Extremadura de Castilla, los pueblos de la dureza como ya en su tiempo los autores conocían a los habitantes de las montañas, a la vez admirados y temidos.