Kapuscinski habla de las notables diferencias entre la lógica de un ciudadano soviético y otro occidental.
El hombre occidental es puro racionalismo, y la dialéctica "causa - efecto" se impone en cualquier razonamiento lógico.
La actitud soviética, por el contrario, es algo más oriental y determinista. No sirve de nada mostrar la disconformidad con un hecho y enojarse. No podrás cambiarlo. Hay que ser paciente y adaptarse con facilidad a las circunstancias. ¡Y estar preparado para cuando cambien de nuevo!.
Para explicarlo, pone un excelente ejemplo: "un hombre no puede rebelarse contra una inundación. Si una inundación arrasa una casa, y el dueño se pone a insultar al río, dirán de él que está loco. Cuando se produce una inundación, hay que encaramarse al árbol más alto, y esperar pacientemente hasta que bajen las aguas."