El oficio de confesor de monjas, fue un empleo deseado por todo religioso, a lo largo de la Edad Moderna. Máxime si el destino que se conseguía era un enclave de influencia no sólo espiritual, sino social y político.
El monasterio de las Descalzas Reales fue una plaza de primer orden por relevantes motivos: su situación privilegiada en Madrid, centro de la Monarquía de los Austrias; la dependencia directa del General de la Orden Franciscana y el gozar de la protección de los reyes, por su condición de Patronato Real.
Siendo este cenobio uno de los enclaves espirituales y políticos más importantes de la Edad Moderna, poder llegar a ser confesor de este monasterio, supuso para cualquier religioso franciscano un antes y un después en su carrera eclesiástica.
En este libro se dan a conocer por primera vez, las características comunes de los religiosos que ocuparon el confesionario del monasterio: su formación, sus inquietudes intelectuales, su modo de vida, sus redes clientelares y, lo que el nombramiento como confesor de esta importante comunidad religiosa, supuso para su proyección a otros importantes cargos