Toda persona que confía en una técnica y trata de desarrollarla como avance de la humanidad y en beneficio de todos, tiene que experimentar una serie de vicisitudes y sufrir una serie de inconvenientes e incomprensiones por parte de todos, pero principalmente de los que, en su profesión, le rodean para llevar a buen puerto y cristalizar en doctrinas estos avances del mundo de la cultura y de la técnica. Y debe estar el autor preparado para ello, pues toda innovación o renovación es llorar; tan sólo cuando llega el triunfo y el reconocimiento todos son parabienes y a la pregunta de ¿Cómo ha conseguido usted esto?, solo hay una respuesta y es: la de trabajar contra corriente ante la incomprensión de todos los que deberían de prestar mayor ayuda.