ACTO PRIMERO
ESCENA PRIMERA
La escena representa una montaña de peñascos, descubriéndose por un lado el mar embravecido. En primer término, a la derecha del espectador, habrá una pequeña gruta practicable. El cielo representará el anochecer, cubierto de nubes borrascosas. Se verán relámpagos, y se oirán truenos, el bramido de las olas y el silbar del viento.
MARCOLÁN, mago, aparece dentro de la gruta,
estudiando en sus libros a la luz de una lámpara y
rodeado de instrumentos mágicos.
LISARDO, vestido de
pieles y con aspecto salvaje, asomará por lo alto de la
montaña y bajará de peñasco en peñasco, declamando los
primeros versos.
LISARDO:(Mirando despechado al cielo.)
Rompe tu seno pardo,
oscura nube, y lanza furibunda
el rayo abrasador, que ansioso aguardo;
el rayo que confunda
y en el inmenso mar sepulte y hunda
esta desierta roca,
que con la altiva frente al cielo toca,
y es, ¡oh destino impío!,
cárcel estrecha de mi ardiente brío.
(Pausa, y prosigue, mirando al mar.)
Y tú, tremendo mar, ¿por qué rugiente
no rompes este freno de tus iras?
¿O eres tan impotente
que en vano a libertarte de él aspiras?
¡Ah, si yo fuera tú...! ¡Si yo tuviera
tu colosal poder..., ni un solo instante
de mi curso delante
obstáculo ninguno consintiera,
y al encontrarlo, mi rencor profundo
con sus huellas borrara el ancho mundo!
Mas, ¡ah!, no me escucháis... ¿O no son nada,
oscura nube, tu rugiente trueno,
ni tu empuje y furor, ¡oh mar hinchada!
si otro poder mayor os pone freno?
(Pausa.)
Como vosotros, yo, que arde en mi mente
fuego mayor que el que en los rayos arde
y un alma más tremenda,
más indomable que la mar rugiente
dentro mi pecho siente
de sus fuerzas hacer perdido alarde.
Y aquí atado y cautivo,
aquí como cobarde,
apenas sé si vivo,