Esther, buena estudiante y aficionada al atlestismo, vive en un barrio marginal de la periferia de Barcelona. Su vida fácil en inicio y sobre la que vamos avanzando descubriendo al mismo tiempo unos personajes secundarios llenos de encanto, da de repente un vuelco inesperado con la muerte de su padre.
Su madre, vencida por la pena se refugia en la bebida dejándola desarropada en plena adolescencia. Con ello, aprenderá a valerse por si misma y a cuidar de su madre alcohólica. Tras el fallecimiento de ésta, Esther, se refugiará en Irene, una Madame de lujo, que la introducirá en el mundo de la prostitución.
A partir de ese momento la inocencia de la que se habla en el título se va perdiendo a pasos agigantados cuando se cruzan en su vida personas y situaciones que la hacen endurecerse y perder atropelladamente la inocencia y pureza de la infancia.
La novela está escrita en un tono coloquial y rápido con lo cual la lectura se facilita de una manera evidente, restando así peso al tema central, crudo y difícil de afrontar.