Esta ingenua y sencilla fábula, dentro de su simplicidad, pone de manifiesto, la desconsideración, el mal trato y la mano criminal que el ser humano ha tenido a lo largo de la historia, con los árboles. Estos espléndidos y maravillosos convecinos nuestros, que son tan necesarios para nuestro entorno y nuestra salud. Pues sin pedirnos nada a cambio, nos purifican el oxígeno.
Gracias a ellos, al reducir la contaminación, nuestros pulmones pueden respirar, -nunca mejor dicho-:"a pleno pulmón."
Estos Diálogos Arbóreos, nos deben hacer pensar, que los atentados que por desgracia contemplamos con frecuencia, es poner en peligro a la Naturaleza y al mismo tiempo, a los habitantes de este planeta.
El holocausto producido contra estos seres inocentes, a través de los siglos, -aparte de ser una catástrofe-, es sin duda, un acto de barbarie y de terrorismo ecológico. Además de una inconsciente irresponsabilidad.
Las leyes, tienen que ponerse al día castigando con dureza, a los que cometan estos desmanes- a veces por intereses económicos y otras veces por crueldad.- Estos bárbaros, deberían estar recluidos en la cárcel, todo el tiempo que el bosque por ellos quemado, se regenerase y volviera a florecer.
¡¡Ojalá!!, la juventud, las nuevas generaciones, y principalmente los niños. Y también los mayores con corazón y sentimientos bondadosos, sientan respeto, hacia "estos impasibles y generosos seres," que siempre nos han devuelto Bien por Mal.