En las siguientes páginas se presenta una exposición de la teoría estética oriental basada principalmente en fuentes indias y en parte chinas; al mismo tiempo, por medio de notas y observaciones ocasionales, se ofrece una base para una teoría general del arte coordinando los puntos de vista oriental y occidental. Siempre que se haga referencia al arte europeo a modo de contraste o elucidación, debe recordarse que el «arte europeo» es de dos tipos muy diferentes, uno cristiano y escolástico, el otro post-renacentista y personal. Resultará suficientemente evidente de nuestro ensayo sobre Eckhart, y podría haber quedado igualmente claro por un estudio de Sto. Tomás y sus fuentes, que hubo un tiempo en que Europa y Asia podían y de hecho se entendían perfectamente. Asia ha permanecido la misma; pero subsecuentemente a la extroversión de la consciencia europea y a su preocupación de las superficies, ha llegado a ser cada vez más difícil para las mentes europeas pensar en los términos de unidad, y por tanto más difícil comprender el punto de vista asiático. Es posible que el desarrollo matemático de la ciencia moderna, y ciertas tendencias correspondientes en el arte moderno europeo por una parte, y la penetración del pensamiento y arte asiático en el medio occidental por otra, puedan representar la posibilidad de un rapprochement renovado. La paz y felicidad del mundo dependen de esta posibilidad. Pero por el momento, el pensamiento asiático apenas ha sido, y apenas puede ser, presentado en la fraseología europea sin distorsión, y lo que se llama la apreciación del arte asiático se basa principalmente en interpretaciones categóricas falsas. Nuestro propósito en el presente volumen es cotejar unos con otros los puntos de vista asiáticos y europeos válidos, no como curiosidades, sino como representantes de una única verdad de hecho e indispensable; no intentando probar con ninguna argumentación lo que debería ser manifiesto para la consciencia de los inteligentes ?sacetasm anubhavah pramnam tatra kevalam!.
El alcance de este examen sólo permite una breve referencia al arte mohammediano: la estética islámica sólo podría presentarse por un autor embebido en la filosofía arábiga y familiarizado con la literatura sobre la caligrafía, la poética y la legitimidad de la música. Pero ha de señalarse de pasada que este arte islámico, que de tantos modos enlaza al oriente con occidente, y que, sin embargo, por su carácter anicónico parece encontrarse en oposición a ambos, en realidad diverge de éstos no tanto en los principios fundamentales como en la interpretación literal. Pues el naturalismo es opuesto al arte religioso de todos los tipos, al arte de todo tipo, y el espíritu de la prohibición islámica tradicional concerniente a la representación de las formas vivas no se infringe realmente con tales representaciones ideales como se encuentran en la iconografía india o cristiana, o en la pintura de animales china. La prohibición muhammediana se refiere a tales representaciones naturalistas que, teóricamente, en el Día del Juicio, podría requerirse que funcionasen biológicamente; pero el icono indio no está construido como para funcionar biológicamente, y el icono cristiano no puede concebirse como movido por ninguna otra cosa que su forma; y hablando estrictamente cada uno debería, ser considerado como un tipo de diagrama que expresa ciertas ideas, y no como la semejanza de nada sobre la tierra.
Examinemos ahora lo que es arte y lo que son los valores del arte desde un punto de vista asiático, es decir principalmente indio y extremo oriental. Será natural poner el mayor énfasis en la India, porque la discusión sistemática de los problemas estéticos se ha desarrollado mucho más allí que en China, donde tenemos que deducir la teoría de lo que ha sido dicho o hecho por los pintores, más bien que de una doctrina propuesta por los filósofos o los retóricos.