Aniceto El Gallo

Aniceto El Gallo

Aniceto El Gallo

  • Autor:
    Ascasubi Hilario
  • ISBN:9788497703024
  • Categoría:Biografías, literatura y estudios literarios; Poesía; Textos antiguos, clásicos y medievales
  • Temática:Textos antiguos, clásicos y medievales, Poesía
  • Páginas:234
  • Idioma:Español / Castellano
  • Editorial:Vision Libros
  • Código de Producto:413
  • Disponibilidad: Disponible
  • Formato de este producto: PDF
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HOMENAJE A la memoria del doctor don FLORENCIO VARELA, el patriota e ilustrado publicista Argentino, víctima sacrificada por el puñal de los tiranos del Río de la Plata, a la libertad de las Repúblicas Argentina y Oriental del Uruguay. HILARIO ASCASUBI.


París, de agosto de 1853.


ANICETO EL GALLO


Gaceta joco-tristona y gauchi-patriótica


Hasta que... no quiera Dios,
se aproveche algún cualquiera
de todo nuestro sudor.
CHANO.



Nº 1

Buenos Aires. - Año de 1853.


Esta gaceta saldrá una vez por semana, allá por el jueves o viernes, que es día de los pobres, pues la escribirá un gaucho pobre.


Prosa del trato entre el imprentero y yo
Ahora noches pasadas, con permiso de mi comendante, me amanecí payando en un fandango, donde me compromisé con una mocita muy donosay seguidora a largar cada semana una gaceta gaucha, con argumentos y compuestos a favor de nuestro aquel, en la justa causa que defiende la Guardia Nacional. ¡Ah, criollos!

Esa mesma noche hubo en el baile una jugada juertaza,como que toda la mozada anda platuda, y yo, que no andaba cortao,les prendí, seguiditas siete suertes morrudas al paro; de manera que amanecí muy enrestao, y medio divertido.Me largué de allí a comprar un poncho lindo y unas botas a la moda, con borlas, que me costaron una barbaridá de plata; y al fin no me costaron nada más que haber echao suerte.

Así fue que sin recatiar largué el monopor el par de botas, y al tiro me las puse y salí a la calle, porque es la moda en esta patriada; y entre la gente de ajuera y de adentro hay muchos jefes y soldaos y paisanos que hoy se ponen las bolas así con borlas; a la cuenta echarán suertes al paro.

En fin, salí de la zapatería y me fui a buscar un imprentero para tratar por la hechura de mi gaceta: y preguntando en la Polecía me dijieron que vivía uno, de allí de la cárcel, calle arriba.

Para allá rumbié hasta que di con la casa del imprentero.

Entré por una puerta grandota, y a la zurda del zaguán estaba un cuarto abierto; y queriendo colarme en él, trompecé fiero en los umbrales dela puerta, y enredao en el poncho salí al medio del cuarto haciendo cabriolas, pero con el sombrero en la mano y dando los buenos días a un hombre de antiojos que allí estaba, y que me pareció carcamán, el cual se retobóal verme, y echando mano a un garrote me dijo a gritos:

-Oiga Vd., animal: ésta no es la pulpería para entrarse cayendo.

-Dispénseme, patrón, yo venía...

-¡Qué patrón ni qué borrico! váyase Vd. a dormirla...

-Señor, yo no vengo mamao, sino por ver si, pagándole su trabajo, me hace el cariño de mandarme aprensar.

-Vaya Vd. a que lo aprense el demonio, y le sacará un barril de aguardiente. -Pronto, salga Vd. fuera.

Bueno, bueno, patroncito, me largaré, ya que ni por plata me quiere aprensar mi gaceta de gaucho.

-¿Cómo? ¿pues qué, Vd. quiere hacer imprimir algo?

-Mesmamente, señor.

-Si se hubiese Vd. explicado...

-Me turbé, patrón.

-Y bien ¿qué quiere Vd. mandar imprimir? ¿Un periódico?

-Cabal: acertó, patroncito.

-Pero, eso demanda gastos; ¿tiene Vd. cómo pagarlos?

-Velay, le dará su trabajo adelantao, y nosacomodaremos, alvirtiéndole que no soy mozo lechero.


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