Los autores de teatro, como Moratín, pretendieron denunciar los puntos flacos de la sociedad de su tiempo con una intención moralizadora. A través de una comicidad (nunca olvidaron que la máxima regla de todas las reglas es gustar), que surge de la observación directa y de situar al personaje en situaciones que contradicen su naturaleza y desvelan su ignorancia, mostraba los vicios y ridiculeces de sus contemporáneos. El médico a palos es una sátira tan cruel como divertida contra la ignorancia.
Bartolo (leñador, borracho y vago) maltrata a su mujer, Martina. Ésta para vengarse, cuenta a Ginés y a Lucas (criados de D. Jerónimo), que su marido es un excelente médico que hace milagros, pero hay que pegarle una buena paliza para que confiese sus dotes. Estos hacen, a base de palos, que Bartolo se declare médico y lo llevan a curar a la hija de D. Jerónimo, Paulita.