Categoría:Biografías, literatura y estudios literarios; Deportes y actividades de ocio al aire libre; Biografías y prosa de no ficción; Deportes y juegos acuáticos
Temática:Navegación en barcos de vela/navegación de recreo o deportiva, Historias reales de heroísmo, resistencia y supervivencia
Me faltaba poco tiempo para cumplir 40 años y llevaba una vida laboral muy estresada, con varias actividades que ocupaban casi todo mi tiempo.
Una mañana, después de una resaca de mucho estrés laboral, decidí que tenía que hacer un pequeño parón para poder ver mi futuro de otra manera.
Navegar a vela en solitario era lo que más me gustaba y hacía que me olvidase del mundo, "La mar, mi barco y yo".
Pronto nació en mi cabeza la idea de hacer una aventura que me hiciese abstraerme del mundo y dedicarme solo a mí. Sin embrago, no era posible que fuese de larga duración, ya que no podía abandonar mis actividades laborales.
La idea de hacer una regata cruzando el atlántico en solitario me gustaba y comencé a buscar una que se ajustase a mis necesidades.
El Gran Prix del Atlántico podría ser la ideal, salía de Cádiz y llegaba a Martinica, buen plan.
Me puse manos a la obra para preparar el barco y, cuando faltaban unos pocos meses, tuve un accidente con el barco. Toqué fondo con un bloque de hormigón cuando iba a llegar a meta primero, en una regata de solitarios. Mala suerte, el golpe fue tan fuerte que me rompió medio barco. Ahí se acabó el proyecto de cruzar del atlántico, ya que tenía que reparar el barco y ya no llegaría a tiempo a la salida.
Fue un duro golpe, ya que tenía todo organizado y mucha ilusión.
Un día, mi gran amigo Iñaki Landaluce, compañero de fatigas en la organización de las regatas de solitarios y a dos BAKARTI, me habló de una regata francesa para mayores de 40 años, se disputaba entre Bretaña y Martinica.
Rápidamente contacté con la organización y me volvió la ilusión, "Habemus Regata".
Pronto comencé con los preparativos, era una regata semi-profesional con grandes nombres de la alta competición y varios campeones de Francia y Europa.
Esta sí que era la aventura que estaba buscando, sin saber la tremenda experiencia que iba a vivir.
Desde muy pequeño, mi padre me inculcó el gusto por la mar con su pequeño bote, el Isabelita. Además, le acompañaba durante largas jornadas de pesca submarina y muchas noches de pesca en la costa y en la playa.
No me aficioné a la vela hasta casi los 25 años, cuando compré mi primer velero, el Yubarta, un prototipo de Dufour de 30 pies.
Descubrí el mundo de las regatas y participé en gran número de ellas, con muy buenos resultados en muchas.
El navegar en solitario surgió por obligación, ya que cuando navegaba en familia era como navegar solo. Ahí comencé mis singladuras en solitario, navegar solo es una de las experiencias más bonitas que he tenido. Significa estar solo en tu barco y la mar, aunque a veces pueda complicarse la situación.
En el año 2000 fundé Getxonautic, lo cual me acercó mucho más al mundo de los barcos, me facilitaba el navegar en diferentes modelos y aprender mucho de ellos.
En definitiva, la realidad es que llevo 25 años unido a diario a los barcos y disfrutando de la mar.
PRIMERA ETAPA SAINT-NAZAIRE - MADEIRA
- PRESENTACIÓN - INICIOS EN LA NAVEGACIÓN - HA LLEGADO EL MOMENTO - VIAJE A SAINT-NAZAIRE - EL DÍA DE LA SALIDA - LA SALIDA - PRIMERA NOCHE - PARADA DE MOTOR - LO HE DECIDIDO, ME RETIRO - A POR TODAS - PACO, PACA Y PAQUITO - POR FIN VIENTO - SUSTO CON UN MERCANTE - GRAN FIESTA - QUÉ FALTA DE ORGANIZACIÓN - POR FIN, LA META
SEGUNDA ETAPA MADEIRA - MARTINICA
- SEGUNDA DESPEDIDA - ASÍ NO SE PUEDE EMPEZAR UNA REGATA - OTRA VEZ CON PROBLEMAS - PROBLEMA GPS - MALAS NOTICIAS - VUELTA A LA REGATA - SIN COMUNICACIONES - ÚLTIMO DÍA, LA GUINDA DE LA REGATA - LLEGANDO A META - EL TITTER SE QUEDA AQUÍ - ÚLTIMO DÍA EN MARTINICA Y VIAJE A CASA - LLEGADA A BILBAO